El fútbol es de colores

 

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La pelota es redonda y aunque muchos piensen en la manera más fría del juego, sabrán que por su figura esférica esta nunca se detiene, y si lo hace es para recibir alguna caricia y seguir su camino. Es su función, su oficio, su trabajo. Sin embargo en su forma  singular encierra el secreto del fútbol. La razón de su euforia, de su convocatoria y de su sinsentido. El balón al igual que la vida recibe golpes, caricias, patadas, todas estas necesarias para continuar su camino. La vida sin pelota deja de rodar.

Jorge Valdano, campeón con Argentina en el mundial de 1986, manifestaba que «el fútbol es lo más importante de lo menos importante», muchos de nosotros buscamos darle un lugar en la jerarquía personal de nuestra vida, pero lo que Valdano no supo apreciar es la facilidad con la que nos absorve una actividad que doblega la racionalidad e impone las sensaciones para atravesar esos lineamientos normales y conmover al mundo alrededor de un hecho doloroso como es un accidente aéreo de un equipo de fútbol.

En mi frágil memoria tengo que remitir los recuerdos traumáticos de la historia para presenciar  manifestaciones de apoyo como las observadas horas atrás. En un mundo en el que la televisión maneja su agenda mediante las tragedias humanas, bombardeos en países con guerras civiles desatadas por el imperialismo, vulneración de los derechos humanos, desplazamientos, abusos y demás dramas sociales, me atrevo a decir que nos arrebataron la sensibilidad humana. Pero es nuevamente el fútbol, eso tan trivial, esa actividad lúdica que para muchos es un derroche de tiempo, nos regala un poco de aquello que dejamos de ser: humanos; nos concede algo que dejamos de sentir: solidaridad, y nos entrega algo que ya no buscamos dar sin recibir: amor.

El fútbol está de luto ante la tragedia de aquellos que eran “chicos” y buscaban ser grandes. Estos atrevidos que sortearon a cada uno de sus rivales con el único propósito de terminar con la hegemonía del los ‘favoritos’. De los que hoy son inmortales porque en nuestros días demostraron que ante su ausencia podemos tenerlos presentes con nosotros en un  rincón donde nadie les arrebate los sueños.

El golpe se convierte en regocijo cuando entendemos que el fútbol traspasa las fronteras de la razón e involucra nuestro lado más sentimental. Que más allá del lucro y mal uso que pretenden darle quienes solo buscan su poder político y económico podemos llegar a los placeres de una vida que se vuelve efímera.

Nosotros los desaforados, los salvajes, los bárbaros amantes del fútbol dejamos derramar una lágrima de amor, demostrando que este deporte no se limita al rectángulo verde, que no dura 90 minutos, que no se trata de un ganador y un perdedor, sino que se encuentra en todo lado, y que hoy llega al cielo porque el fútbol es de colores.

#FuerzaChapecoense

Luis Rubén Cadena Beltrán

@LRCadena

De las entrevistas de cortejo al paredón

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Una de las investigaciones más importantes de nuestro fútbol llegó a su fin. Tras 13 días de audiencia de juzgamiento se dictó sentencia a Luis Chiriboga quien tendrá que pagar diez años de cárcel por lavado de activos, además una multa económica de 13 millones de dólares con dos implicados más por el delito. El personaje más visible del fútbol ecuatoriano queda relegado al paredón de las críticas, ofensas y soledad después de un reinado de tres periodos consecutivos. De ahora en adelante todo parece caer en el lugar común del refrán: A rey muerto, rey puesto.

La historia muchos la conocen, más allá del silencio cómplice de algún sector de la prensa, el caso Ecuafútbol fue arrogado a la opinión pública como carne para leones, en un festín mediático que develó cada una de las posiciones alrededor del tema.

En el aspecto deportivo el Chiribogismo es uno de los momentos cumbres del fútbol ecuatoriano, para nosotros (los nacidos del 90 en adelante) la palabra fracaso apenas tiene un significado en el diccionario, la frase jugamos como nunca y perdimos como siempre fue remplazadas por el ¡Si se puede!

Las hipótesis no comprobables del fútbol, generan preguntas que algunos prefieren responder en sus imaginarios: ¿Qué habría sucedido en el mundial de Alemania 2006 si el gol de Carlos Tenorio entraba o si jugábamos 10 minutos más y lográbamos empatar el partido? ese optimismo nos hace pensar que todo puede pasar, siempre para mejor. Eso somos nosotros la generación ganadora en una historia que queramos o no está  vinculada con Chiriboga.

Al Presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol le paso lo que a la mayoría en su posición les llegó a suceder. Se sintieron indispensables, secuestraron el fútbol de sus países y no querían compartir la pelota con nadie. Sergio Levinsky, periodista argentino, lo dijo hace mucho tiempo atrás, “la impunidad de los dirigentes deportivos es infinitamente mayor que la de los dirigentes políticos”, algo que en la actualidad parece equilibrarse.

Pocos sabrán cual fue el primer dólar que el Ingeniero olvido depositar en la cuenta de algún equipo del fútbol ecuatoriano y al llegar a su casa lo encontró casi pegado a su mano sin recibir reclamo alguno. Dicen que las malas mañas es lo que primero se aprende y el ex Presidente de la FEF siempre estuvo rodeado de gente peligrosa, aquellos que te roban con la pinta de un buen peinado, una bonita corbata y un elegante smoking.

Dicen también que en los peores momentos todos te abandonan, es algo asqueroso de este sistema, pero en algún momento de la vida lo llegas a padecer  y a Luis Chiriboga parecen hoy desconocerlo. Todas las entrevistas de cortejo, los halagos, el silencio cómplice de la prensa vendida a la trillada frase “los favores con favor se paga” acompañada con el olor a mierda que emitía la lengua de aquellos lame culos que ahora prefieren estar lejos del problema lo dejaron solo, en el paredón.

Chiriboga no salió con los pies por delante como su amigo Grondona, aquel poderoso magnate que en su último sueño vivió la fantasía de haber cometido el crimen perfecto, sin embargo la suerte de los ricos no la comparten todos, y a veces, solo a veces, como sucede ahora  con algunos dirigentes de la Conmebol tienen que pagar por sus decisiones.

El fútbol nos demuestra que cometimos un error al dar tanto poder a quienes no respetan  la pelota, a quienes les da igual si está fuera o dentro de la chancha, buscando  únicamente el poder mediático y revuelco social que genera. Esa pelota que con  tanta rebeldía y celo es disputada en la cancha ahora pertenece a los de terno, a los que nunca ensucian sus bastas con lodo de potrero, los que toman decisiones en un escritorio y privan de la dignidad deportiva a quienes buscan verse algún momento defendiendo los colores de su selección.

De nosotros depende, de los que vemos el fútbol en su forma natural y libre, apoderarnos del campo de juego porque como dijo Diego Armando Maradona: «la pelota no se mancha», y si llega a ensuciarse que sea por quienes la veneraron de verdad.

Lo peor que le puede suceder  al fútbol ecuatoriano es pensar que con la sentencia de tres personas terminó la investigación, cuando los clubes son trincheras vírgenes que necesitan una indagación profunda que despoje y purifique al mal oliente balompié ecuatoriano de fútbol.

Luis Rúben Cadena Beltrán

@LRCadena

 

Caricatura tomada de diario La Hora.